Hay muchos runners que no tienen muy claro lo de salir a correr durante el invierno tal y como hacen el resto del año. Las razones pueden ser muy variadas, especialmente en los lugares más fríos de la geografía. Hace frío, a veces llueve o nieva, las nieblas, el viento que nos hiela la cara, las pocas horas de luz….
Pero por si todavía no lo sabes, hay poderosas razones para que las pongas por delante de todos esos inconvenientes. Aquí vamos a tratar algunas de ellas. Ponte las zapatillas, prepara la vestimenta adecuada y sal a correr también con clima frío.
-El aire fresco es beneficioso para tu sistema inmunológico en la época invernal, que somos más propensos a los catarros y las gripes. Respirar aire fresco mejora nuestras defensas siempre que vayamos vestidos adecuadamente. Los lugares cerrados, cálidos, poco ventilados y concurridos son almacenes de gérmenes, especialmente en un escenario epidemiológico como el que tenemos tras la aparición del Covid. Si has de elegir entre correr en una cinta en el gimnasio o en la calle, no lo dudes y hazlo en el exterior. Si además tienes la suerte de vivir en un lugar próximo a la naturaleza, la pureza del aire se va a sumar al espectáculo climático.
-La vitamina D, que también se ha dado en llamar “la vitamina del sol”, es más difícil de obtener en invierno, al ser los días más fríos y con menos horas de sol, que implica una mayor permanencia en lugares cerrados. Se necesita la vitamina D para el movimiento de los músculos, para que los nervios transmitan mensajes entre el cerebro y el resto del cuerpo, para que el sistema inmunitario combata los virus y las bacterias. Por si fuera poco, la vitamina D es responsable del estado de ánimo y previene el trastorno afectivo estacional (SAD), que consiste en un tipo de depresión provocado por las estaciones del año y cuyos síntomas generalmente comienzan a finales del otoño o a principios del invierno. Junto con el calcio, la vitamina D protege a los mayores contra la osteoporosis. Salir a correr en invierno en horas soleadas es la forma de mantener tu dosis de vitamina D, que se encuentra en células de todo el organismo humano.
-Con las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, los gimnasios se convierten en lugares muy concurridos de forma inevitable. Evita las aglomeraciones y sal a correr en familia o con los amigos aprovechando esos días libres en los que podéis coincidir.
-Qué maravilla es para algunos correr sin sudar. A diferencia del verano en el que vuelves empapado, en invierno la cantidad de sudor se reduce de forma considerable. Utiliza siempre la vestimenta adecuada, aeróbica, con tejidos técnicos que te protejan del frío y que transmitan la humedad al exterior sin acumularla. La vestimenta por capas es determinante, evitando el algodón por su propiedad de absorber el agua. Además es una buena excusa para cambiar algunas piezas de tu vestuario.
-Te hace más resistente ante condiciones adversas. Quién te puede asegurar que esa carrera que tienes planificada para primavera se celebra un día de condiciones meteorológicas adversas? Si entrenas al aire libre en invierno, estarás endurecido física y mentalmente ante cualquier circunstancia.
-Evita el aumento de peso. En invierno, si al rebajar la actividad física le sumamos los excesos provocados por las celebraciones y festividades, tenemos una tendencia clara a aumentar nuestro peso. Salir a correr es la mejor solución para que esto no ocurra.
-Fortalece tu sistema circulatorio. El corazón bombea la sangre y la reparte por todo tu organismo para mantenerlo a una temperatura adecuada. Es obvio que cuanto más frío hace, más cantidad de sangre debe de ser bombeada, fortaleciendo el corazón.
-No hay una sensación comparable con volver a hacer tus recorridos habituales con un paisaje completamente diferente, que empieza a cambiar con los colores del otoño y que el alguna zonas se vuelve blanco durante algunos o muchos días del invierno. Siente el viento y el frío en la cara, vuelve a casa con las cejas heladas y siéntete como si hubieras batido una marca contra el clima.
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